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martes, 10 de enero de 2012

El consultorio

Esta mañana he llamado a uno de mis clientes. Feliz año, le he dicho lo primero. Y va y me cuenta que su mujer le dejó en Navidad. Que llegó a casa del trabajo y se lo había llevado todo dejando la vivienda casi vacía y que estaba desesperado. Después se le cayó el teléfono , un iphone nuevo y se le rompió, con lo que había estado incomunicado. Caramba, le digo yo, entre incrédula y alucinada , pues cuánto lo siento. El , lloroso , me dice que la crisis le ha afectado en lo personal y en el negocio y que ya saldará sus deudas la semana que viene. Cuelgo y llamo a otro cliente. Este me dice que la madre de su secretaria está muy enferma en el hospital , enferma terminal , que la secretaria no ha estado en todas las Navidades y que el no da a vasto con todo el trabajo. Entonces me cuenta una serie de calamidades que le han pasado con unos contenedores que se le han perdido y que se yo cuántas miserias más. Decido que como está de moda reinventarse, quizá podría yo montar un consultorio para que me vayan contando historias y desgracias. Cuando sonase el teléfono yo diría: " Hombro amigo para llorar, digame?".