Durante el mes de Julio pase varios dias en la casa de mi familia, la que pasé mi infancia.
Esta llena de rincones sugestivos. Me venian escenas cotidianas del pasado en muchisimos de sus espacios. Mis padres la compraron cuando yo tenía cuatro años y era todavia una casita de aperos . La fueron arreglando por etapas con ilusión y esfuerzo. Plantaron arboles que ahora dan grandes sombras, plantas y flores que ahora parece que hayan estado un monton de años. Poco a poco la casa se ha adaptado a las necesidades familiares, siempre testigo de nuestras vidas. Allí crecí contenta, partiendo piñones en las escaleras que suben al bosque con amigas que venían de casas vecinas y haciendo pasteles en la cocina, aprendí a ir en moto durante mi adolescencia con algún que otro susto a la vez que salía a ver mundo y a entender que la vida tiene tantos y tan variados matices. La casa fue testigo de innumerables fiestas y celebraciones. Nos casamos felizmente mi marido y yo en un claro día de Mayo. Mi madre llenó la casa de flores y globos . Después nacieron y crecieron nuestros hijos, pasando allí las vacaciones . Ahora la casa está expectante porque estamos todos algo desperdigados. Pero ella está allí , esperando a que tarde o pronto nos reunamos de nuevo porque para eso fue concebida, para reunirnos y crear eventos , para lucirse en su esplendor y vernos juntos como el clan del oso cavernario que se reunía alrededor del fuego...
