Estaba yo tan tranquila el día de mi cumpleaños leyendo múltiples mensajes de felicitación en las redes sociales cuando alguien que no conocía directamente me envió unas flores virtuales. Agradecí el gesto. Me entró curiosidad . Nos escribimos varios mensajes. Me suele pasar poco, pero hay personas con las que salta la chispa del interés de la forma más imprevisible .
En estos casos lo que ocurre es lo siguiente: empieza el juego de las matrioshcas, las muñecas rusas que se van abriendo y de dentro salen otras y no paran de sorprender. Se destapan cajas con cuidado y sutileza , cada una con sus temas, todas con el denominador común ; el interés por lo nuevo ¿ Qué habrá en la próxima? sin prisa. Con paciencia. Poco a poco la amistad se va fraguando con una buena base.
Me pasó hace tres años con mi amiga L.B. y ahora tenemos una preciosa amistad, de comprensión y complicidad. Quien sabe si esta vez la suerte haya vuelto a llamar a mi puerta...
