Aquí estoy después de unas atípicas vacaciones. Digo atípicas porque de momento no he parado. Pero ayer llegué a la isla de la calma así que eso pretendo, descansar, que no es ni mucho menos empezar a morir, como dijo Marañón pero si estar un poco quieta . Pretendo leer, escribir y principalmente disfrutar de la tan trabajada familia. Marido e hijos y amigos de estos que llenarán la casa de risas y ruidos de juventud y me recordarán lo que un día fui. Estos si que no paran quietos porque para ellos hacer vacaciones es cargarse de mil planes nocturnos diurnos y de entretiempo. La nevera bien llena y mirarlos en la distancia. Así lo pretendo. El otro día comí con una persona que me decía que su vida estaba igual que hace veinte años. Sus hijos en lugar de ir al colegio trabajaban, su madre en lugar de tener 60 años tiene 80. Todo igual. Y de repente pensé que eso es una suerte. Así que Jesusito , Jesusito, que me quede como estoy! Tanto si estáis de vacaciones como si no, os deseo buenos momentos de esos que dejan huella para el invierno.
