Llevo un rato hablando con mi marido sobre a quién le contaríamos nuestros problemas en el caso de querer exteriorizarlos. He llegado a la siguiente conclusión. Yo llamaría a alguna amiga y no tendría reparo en explicar lo que me pasa. El problema lo miraríamos del derecho y del revés, lo analizaríamos a fondo, lo desgranaríamos hasta que quedase casi machacado para digerir mejor. No me costaría. Pero el no lo haría. Y como el, muchos otros hombres. No se si por genética o educación las mujeres hablamos sin reparo y nos quedamos descansadas. Somos más naturales en este aspecto. Los hombres tienen un pudor que no se de donde lo sacan pero se tragan sus problemas hasta quedar empachados o caer redondos. Claro esta que hay excepciones.
