Pienso en esos momentos en que una mirada, un gesto o un guiño pone, o debería poner, nuestros instintos alertas. Si fuera perro, se me levantarían las orejas y prestaría más atención. ¿Como puede ser que a veces no nos demos cuenta de que a nuestro alrededor se está desatando una tormenta humana de miles de sentimientos ? Y es que viene de eso, de un simple movimiento de cabeza o de una corazonada para que entremos en conexión y nos decantemos por una u otra opción o relación que a lo mejor será definitiva en nuestra vida y nuestro futuro. Qué curioso que cuando las cosas fluyen esto ni se piensa y uno va tan tranquilo por la vida sin percatarse de nada.