Un antiguo amigo con el que no hablaba hacía tiempo me llamo ayer para ver como iba todo. Me preguntó por el trabajo, la familia, por mis padres, mis hijos y me sorprendió con la pregunta " ¿ y tu como estás?". Me quedé callada unos segundos porque realmente yo ayer estaba triste. En una décima de segundo repasé la escena en la que una pesona a la que quiero mucho y yo no habíamos sintonizado la misma honda y sin mala intención provocamos un malestar de esos que dejan poso. El pensamiento se me cruzó como un relámpago, lo suficientemente rápido como para contestar "BIEN". Entoces pensé que cuando alguien contesta a estas típicas preguntas , nunca podemos saber realmente lo que le pasa por la cabeza.