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martes, 25 de febrero de 2014

EN LA PUERTA DE AL LADO.


No se si os pasa pero hay días que necesito el contacto con las personas que aprecio. Hijos, amigos y personas que están lejos o no tan lejos pero distanciadas. Tengo a mis dos hijas en el extranjero. Cada día nos escribimos. Y gracias a los mails, watsaps y tecnicidades estamos en contacto  Pero me pierdo muchos matices. " que tal ¿ como has pasado el día? " " bien, bien ¿ y tu? ". Ese BIEN , no incluye que a lo mejor te has torcido un pie en la calle, se te han caído los libros por el pasillo, has discutido con un profesor, o alguien te ha sonreído espontaneamente. Esos matices que solo se ven con el roce son los que echo de menos. No veo la ropa que se ponen, si tienen ojeras, si la comida les gusta, si han abollado el coche con una columna, etc. Pequeñas cosas cotidianas que forman grandes momentos. Y no vale decir que cuando los tengas pequeños y en casa aprecies lo que tengas. Eso me parece una bobada edulcorada. Una frase hecha. Porque cada periodo vital tiene sus cosas buenas y no volvería atrás.  El mundo esta hecho para ser explorado. Viajar y vivir fuera enriquece. Las personas siguen su curso y las experiencias que pasamos juntos  son parte de nuestro rico bagaje. Eso si. Hay momentos en los que se les echa de menos. Aunque vivan en la puerta de al lado.