Ocurrió la otra tarde en el autobús. Me senté delante de dos chicas. Una de cara redonda, con el pelo completamente teñido de color fucsia y los labios dibujados con carmín rojo intenso. Estaba sentada con otra morena de aspecto vivaracho y mantenían la conversación siguiente:
- Tu ¿a que hora te levantas? - preguntaba la morena
- Yo a las 6,45.
- Tía pues te levantas mas tarde que yo y vivo mas cerca de la universidad.
- Es que a mi me lleva mi padre para que pueda dormir media hora más.
- ¿En serio? Pues vaya chollo.
- Tía pues te levantas mas tarde que yo y vivo mas cerca de la universidad.
- Es que a mi me lleva mi padre para que pueda dormir media hora más.
- ¿En serio? Pues vaya chollo.
- Ya ves, pero es que vivimos fuera y en el tren tardaría mas de una hora en llegar. Pobre hombre luego va todo el día cansado porque trabaja lejos de la uni. ¿Pero yo que culpa tengo si se empeña en llevarme?
- ¡Que jeta tienes!
Yo las oía pensando en el padre de la oronda criatura con aspecto saludable que había tenido el gran acierto de pintarse el pelo de ese color rosa fluorescente, vestirse de negro y hablaba de su padre con la seguridad de tener derechos adquiridos.
A menudo malcriamos a nuestros hijos haciéndoles un flaco favor. Acompañar a tu hija de veinte años a la universidad cuando te desvía mas de una hora de tu ruta , para que la criatura duerma media hora más , es una autentica estupidez que frenará su madurez, valga el pareado.
